El jardín es un espacio en el que podemos relajarnos y dedicarnos a la recreación y al ocio También tenemos que realizar tareas de cuidado de las plantas y mantenimiento de vallas y senderos, pero la mayor parte del tiempo que se pasa en este lugar es para disfrutar del aire libre y de los sonidos y los aromas de la naturaleza. Por eso, es importante acondicionarlo con el fin de que los muebles colaboren con ese placer.
La decoración y el estilo del jardín, en general, dependen de los materiales con los cuales estén fabricados los muebles. Las mesas y sillas de madera crean un estilo tradicional o más rústico, las de hierro tienden al clasicismo, el plástico inspira modernidad, mientras que los muebles realizados en fibras naturales -como el ratán o el mimbre- se asocian con cierto aire tropical.
Cada material configura un estilo distinto y también exige una forma de mantenimiento diferente. En este artículo te enseñaremos a elegir el que mejor se adapte a lo que buscas.
Madera: conviene buscar mesas y sillas confeccionadas con maderas de buena calidad, que resistan las condiciones de estar a la intemperie. Una de las más recomendadas es la madera de teca, ya que soporta muy bien la humedad y las bajas temperaturas. Otra madera de gran calidad es la de acacia, muy resistente a los hongos. Para garantizar una buena durabilidad, debes aplicar sobre estos muebles varias capas de barniz o esmalte.
Plástico: en los últimos tiempos se extendieron mucho los muebles de jardín hechos de plástico. Su principal punto favorable es el coste, lo malo es que, si los precios son muy baratos, la calidad también suele responder a niveles mínimos. Como consejo a tomar sobre los muebles de plástico es que son los más económicos pero también los más extendidos y poco originales
Fibras naturales: el mimbre, el ratán y la caña de bambú son las más utilizadas, en virtud de su resistencia al sol y a la humedad, aunque en las épocas más frías lo idóneo es mantenerlas a cubierto. Su principal desventaja es que hay que limpiar estos muebles con mucha frecuencia y cuidado.
Fibras sintéticas: su principal ventaja pasa por imitar a las fibras naturales casi a la perfección, con el añadido de ser aún más resistentes. Como contrapartida, sus precios son más elevados. Uno de estos materiales sintéticos más empleados es el loom, una aleación de aluminio recubierta de celulosa que resulta muy parecida al ratán o el Hularo, que logra imitar casi a la perfección el color y acabado del mimbre.
Metal: los muebles de hierro forjado son muy duraderos pero son muy sensibles a la humedad y a la oxidación. Por ello, se debe conservarlas con pintura antioxidante o realizar sobre ellas un mantenimiento periódico con una cera especial. Otro punto negativo de estos muebles es que son muy pesados por lo que no los podrás mover de un lado a otro.
Aluminio: es uno de los materiales más demandados por su ligereza (hace muy fácil el transporte), su baja exigencia de mantenimiento (no se oxidan y se limpian con mucha sencillez) y su duración. Lo malo es que a veces resulta demasiado ligero y existe el riesgo de que las ráfagas de aire arrastren los muebles, por eso se suele combinar con madera o alguna fibra natural que aporte a mesas y sillas mayor peso y estabilidad.
Piedra: Mármoles, granitos y pizarra no necesitan muchos cuidados y son muy resistentes, su apariencia mejora con el tiempo y la erosión. Su principal desventaja es el peso y el tamaño. Tienes que asegurarte de donde quieres colocarlos porque estos muebles no son fáciles de mover. Tampoco podrás usarlos en terrazas.
Fuente: mueblesexterior