A la hora de decorar cualquier espacio de nuestra casa debemos tener en cuenta una gran cantidad de factores. Pero es muy habitual que nos olvidemos de la iluminación, parece como algo que está ahí y que no nos afecta a la hora de cambiar la decoración de la estancia.Pero lo cierto es que solo con la iluminación podemos transformar un rincón por completo, y eso sin olvidar la importancia que la luz tiene para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Lo ideal sería poder cubrir todas las necesidades de iluminación con luz natural, pero en muchos casos esto es una utopía o solamente es posible durante unos pocos meses al año. Aun así, si este último es tu caso, no dudes en aprovecharla durante esos meses. Algunos trucos para ello son: quitar o cambiar cortinas, usar espejos en la decoración, las superficies de cristal en muebles y puertas ayudan a atrapar mayor cantidad de luz, utiliza colores claros y brillantes para pintar las paredes, y no olvides despejar el exterior de las ventanas de plantas o árboles que sean innecesarios. Con estos pequeños trucos conseguirás ganar mucha luz natural y que tu casa tenga un aire más alegre.
La iluminación artificial
Cuando tienes un piso interior, vives en un lugar de poca luz o cuando llega el invierno es necesario recurrir a la iluminación artificial. No debes tomarte a la ligera la planificación de la iluminación de tu casa, si cuidas un poco la luz y sus detalles podrás conseguir bonitas y cálidas estancias.
Existen tres tipos básicos de iluminación:
- Luz directa o general, es aquella que se consigue a través de puntos de luz colgados en el techo. Nos dan una luz general y amplia. Los techos blancos ayudan a potenciarla.
- Luz puntual, la utilizamos para iluminar espacios concretos, como zonas de lectura o estudio. También se utiliza para iluminar ( y así resaltar) cuadros u objetos decorativos concretos.
- La luz indirecta o complementaria, la conseguimos utilizando lámparas de pie. Este tipo de iluminación se utiliza para completar la luz general y suele crear un ambiente más suave y agradable que la luz directa.
Conociendo estos tres tipos de iluminación ya estamos preparados para afrontar la tarea de iluminar, de forma agradable y armónica, nuestro hogar. Para ello debemos tener claro qué es lo que queremos conseguir en cada estancia y que actividades vamos a desarrollar en ellas. Hay una pauta clave a la hora de iluminar: “Una habitación está bien iluminada si no se nota, si todo fluye de manera agradable y suave”, y para conseguirlo es fundamental mezclar diferentes tipos de luz. Con una buena combinación lograrás alcanzar la armonía que estabas buscando.